Puentes y nudos de comunicaciones son conquistados, a la vez que se salvan los formidables obstáculos que son las numerosas vías fluviales de la zona: el Bug, el Niemen…. Los soviéticos son cogidos por sorpresa a lo largo del frente y sus líneas hundidas, aunque en algunos sectores aislados la resistencia es a ultranza (la fortaleza de Brest-Livotsk, por ejemplo, tardará más de un mes de combates en ser tomada, cuando ya el frente se ha desplazado a 300 km. de distancia).
Con el inicio de la batalla en la frontera, la Luftwaffe lanza uno de losataques aéreos más demoledores y exitosos de la Segunda Guerra Mundial: en diferentes oleadas, los aeródromos soviéticos son objeto de precisos bombardeos. En los primeros días de com-bate el Ejército Rojo pierde cerca de ¡1.800 aparatos! El resto de sus aviones intenta dar la batalla en el aire, pero los alemanes son ya los dueños del cielo.
El esquema de las operaciones en los primeros días resulta similar a lo largo de todo el frente. Los Cuerpos o Grupos Panzer actúan de punta de lanza del ataque (schwerpunkt), internándose profundamente en la URSS, apoyados por una omnipresente Luftwaffe y por su propiasuperioridad táctica, rodeando a las fuerzas soviéticas y creando «bolsas» de tropas cercadas de una magnitud colosal, que son dejadas a la infantería para que las destruya.
Infantería que a duras penas puede seguir el ritmo de avance de las unidades de vanguardia. Éstas, a su vez, se enfrentan a los contraataques de las fuerzas acorazadas del Ejército Rojo, que lanza sus reservas al combate descoordinadamente, agravando así eldesastre. Y aunque los alemanes sufren algún contratiempo a nivel local, nunca ven comprometido el vertiginoso ritmo de su avance.
Sin parangón
El momento crítico de la Segunda Guerra Mundial ha dado comienzo con una operación militar sin parangón que provocará un enfrentamiento de una magnitud nunca vista hasta entonces en la Historia. Por un lado, el ejército alemán, en la cúspide de su poderío militar, rodeado de un aura de invencibilidad y una confianza infinita en sus propias capacidades. Cuenta además con el apoyo de sus aliados, que desplegarán sus tropas en el Frente del Este: rumanos, italianos, húngaros, eslovacos, finlandeses… se irán uniendo a la lucha.
Por otro, el ejército soviético (RKKA), que opone un despliegue de fuerzas espectacular y que, a falta de una mayor calidad militar, al menos le proporciona cierta ventaja numérica. Se trata de un gigante sobre el papel. El número de efectivos y medios esconde, sin embargo, unas carencias que los primeros días de combates se encargarán de mostrar en toda su crudeza. El estado del arsenal es deplorable.
Las purgas de la década anterior han dejado el cuadro de oficiales en un nivel operativo ínfimo, lo que unido a la continua injerencia de los comisarios políticos en las operaciones provocará desastrosos resultados en los combates. Frente a este panorama tan descorazonador se opondrán las reservas humanas casi inagotables y todo el poder industrial del gigante comunista… Pero, sobre todo, la férrea determinación del soldado ruso por defender, no el régimen, sino la «Sagrada Patria».
La Gran Guerra Patria
El desconcierto se adueña del alto mando soviético ante la invasión alemana… La sorpresa, sobre todo para un enmudecido Stalin, es total. Durante mucho tiempo ha recibido informes de diversas fuentes —británicos y su propia y eficiente red de espías— que le advierten de la inminencia y calibre del ataque. Hace caso omiso de ellos. Temeroso de provocar una reacción alemana, Stalin cumple con su alianza con Berlín hasta el último momento: el flujo de material de guerra y suministros de grano con destino a Alemania no cesará hasta el mismo instante del ataque germano. El 3 de julio, y tras casi quince días de combates, Stalin se dirige a su pueblo por primera vez desde la invasión, recordando la lucha contra Napoleón en 1812 y, olvidándose de la retórica comunista, apela al sentimiento nacional ruso, en lo que será una tendencia creciente a lo largo de toda la contienda. La «Gran Guerra Patria» encontrará en el ideal nacional un valor de resistencia y sacrificio que el internacionalismo soviético se muestra incapaz de lograr.
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